Como era de esperarse, en el tema de si la Comisión Europea debería imponer aranceles a los autos eléctricos fabricados en China, Alemania se abstuvo de votar, Italia y Espa?a expresaron su apoyo, mientras que algunos Estados miembros de la UE aún siguen indecisos.
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ToggleEl 15 de julio, hora local, los 27 Estados miembros de la Unión Europea expresaron su postura sobre el plan de imponer aranceles a los automóviles eléctricos chinos. Reuters informó que Alemania aún no ha tomado una decisión, lo que significa que "en la práctica se abstendrá en la votación"; Suecia planea abstenerse; mientras que fuentes revelaron ese mismo día que Italia votó a favor y se prevé que Espa?a también exprese su apoyo en sus comentarios por escrito.
Esta votación no es vinculante y, en la votación oficial del oto?o, los países aún pueden cambiar de postura, pero los documentos de posición actuales de los Estados miembros podrían influir en la conclusión final de la Comisión Europea.
Reuters informó que algunos países de la UE aún están indecisos. El Ministerio de Desarrollo de Polonia declaró que los distintos ministerios del gobierno aún están en consultas para definir la postura a adoptar. Hasta el 13 de julio, Grecia no había manifestado su posición. Según informes previos, Francia es uno de los firmes defensores de esta decisión de la UE, mientras que Hungría la ha condenado.
La Comisión Europea publicó un documento el 4 de julio anunciando que, a partir del 5 de julio, se impondrá un arancel provisional antisubvención de hasta el 37.6 % a los automóviles eléctricos importados de China, con una duración máxima de cuatro meses. Durante ese período, los Estados miembros de la UE votarán si se establece oficialmente un arancel antisubvención de cinco a?os para los automóviles eléctricos chinos. Para bloquear esta decisión, se requeriría el voto en contra de 15 de los 27 Estados miembros de la UE, que representen al 65 % de la población total de la Unión.
La BBC se?ala que el anuncio de la UE de imponer aranceles adicionales llegó después de la audaz medida de Estados Unidos en mayo de elevar al 100 % los aranceles sobre los autos eléctricos chinos; en comparación, el ritmo de la UE fue más pausado. Por un lado, porque Washington considera el comercio con China un tema de ?seguridad nacional?, mientras que Bruselas lo ve como un asunto puramente comercial; por otro, porque la política polarizada de EE. UU. muestra una inusual unidad frente a China, mientras que dentro de la UE existen profundas divisiones sobre la relación con Pekín, sobre todo entre Alemania y Francia, que lideran el bloque tras el Brexit.
Estas diferencias brindan espacio para la negociación entre China y la Unión Europea. Julian Hinz, director del Centro de Investigación en Política Comercial del Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW Kiel), dijo a la ARD (Asociación de Radiotelevisión Pública Alemana) que la investigación anunciada por China el 10 de julio sobre si la investigación antidumping de la UE contra China constituye una barrera comercial es, en realidad, una forma de bajar la tensión. Hinz se?aló que iniciar una investigación conforme a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) es un derecho legítimo de China y demuestra que el país actúa de acuerdo con las reglas de la OMC; las contramedidas anunciadas por China podrían afectar a algunas empresas europeas, pero no se dirigen a sectores más críticos, lo que indica la disposición de China a negociar.
El presidente europeo y profesor de Marketing del CEIBS, Dominique Turpin, afirmó en un artículo publicado el 14 de julio en el South China Morning Post que las se?ales de apoyo al sector empresarial que ahora emite Pekín ayudarán a enfrentar las difíciles negociaciones sobre vehículos eléctricos con Europa, y que es del interés de todos que China mantenga una interacción económica fuerte y abierta con el resto del mundo. Turpin predice que, influenciado por la situación geopolítica, el resultado de las negociaciones entre China y la Unión Europea sobre vehículos eléctricos se definirá solo tras múltiples altibajos. De no encontrarse una solución satisfactoria, la disputa sobre vehículos eléctricos entre China y Europa podría someter al papel de la OMC a un escrutinio y presión sin precedentes.
En términos generales, la división de opiniones dentro de la Unión Europea sobre la imposición de aranceles a los automóviles eléctricos chinos refleja las distintas consideraciones de cada país en cuanto a intereses económicos y estrategias diplomáticas. En los próximos meses, todas las partes seguirán negociando con la esperanza de encontrar una solución que equilibre sus propios intereses con las normas internacionales. Este proceso no solo afecta al comercio de automóviles eléctricos entre China y Europa, sino que también podría tener un impacto profundo en el sistema de comercio mundial.
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